En la era de los celulares, no es raro ver a dos personas sentadas frente a frente sin mirarse a los ojos, cada una absorta en la pantalla de su teléfono. Este fenómeno tiene nombre: phubbing. La palabra proviene de la combinación de phone (teléfono) y snubbing (despreciar o ignorar) y describe la acción de ignorar a alguien físicamente presente para prestarle atención al dispositivo móvil. Pero más allá de ser un simple modismo, el phubbing es un hábito que, según psicólogos y especialistas en comunicación, puede erosionar vínculos, disminuir la empatía y aumentar la distancia emocional.
Hoy, que las relaciones humanas se ven tan condicionadas por la tecnología, vale la pena preguntarse: ¿cuánto nos está costando realmente este comportamiento?
El concepto de phubbing surgió en 2012 como parte de una campaña publicitaria para advertir sobre el impacto negativo del uso excesivo de teléfonos en las interacciones sociales. Aunque comenzó como un término llamativo, pronto se popularizó entre investigadores y medios de comunicación para describir una conducta que estaba creciendo a la par del uso de smartphones.
En apenas una década, este hábito se ha normalizado. Las cenas con amigos, las reuniones familiares y hasta las citas románticas se ven interrumpidas por el constante mirar de pantallas. "Es solo un momento", pensamos, pero ese momento se repite tantas veces que termina ocupando más espacio que la propia conversación.
El daño que produce el phubbing no siempre es inmediato ni visible, pero es profundo. Al restarle atención a la persona con la que compartimos el momento, enviamos un mensaje implícito: lo que hay en mi pantalla es más importante que tú. Esa percepción puede generar sentimientos de rechazo, inseguridad o incluso resentimiento.
Estudios de la psicología social han demostrado que quienes son víctimas frecuentes de phubbing reportan niveles más bajos de satisfacción en sus relaciones, tanto de amistad como amorosas. La razón es clara: la atención es una de las formas más puras de cuidado y validación que podemos dar. Cuando la retiramos, aunque sea por segundos, dejamos un vacío.
📌 Si sientes que este tipo de hábitos está afectando tu manera de conectar con otros, tal vez sea momento de replantear tu relación con la tecnología y fortalecer tu bienestar emocional. Descubre cómo con los programas personalizados de SELIA diseñados para reconectar contigo mismo y con los demás.
👉 Conoce más en la sección de programas de SELIA.
En las relaciones románticas, el phubbing tiene un efecto especialmente delicado. La pareja es uno de los espacios donde más buscamos atención y conexión, y cuando el teléfono se interpone, esa intimidad se ve debilitada. Investigaciones recientes señalan que las parejas que practican menos phubbing tienen mayores niveles de satisfacción, comunicación efectiva y confianza mutua.
El problema no es el teléfono en sí, sino cómo y cuándo lo usamos. Responder un mensaje urgente es comprensible, pero desplazarnos a un mundo virtual mientras compartimos un café o una charla significativa transmite una desconexión emocional difícil de ignorar.
El phubbing no solo perjudica las relaciones, también puede estar relacionado con problemas de salud mental. Para quien lo recibe, puede ser un recordatorio constante de no ser prioridad, lo que puede derivar en sentimientos de soledad, ansiedad o baja autoestima. Para quien lo practica, el hábito a menudo está ligado a la dependencia digital o a la dificultad de gestionar el aburrimiento y el silencio.
Aquí es donde vale la pena preguntarse: ¿cuándo fue la última vez que sostuviste una conversación sin revisar tu teléfono? Si la respuesta te sorprende o te incomoda, tal vez el phubbing ya forme parte de tu rutina sin que lo hayas notado.
🧠 Si quieres profundizar en cómo te afectan estos hábitos y obtener una visión más clara de tu bienestar emocional, puedes realizar el test de psicología de SELIA. Es gratuito, confidencial y puede ayudarte a tomar decisiones más conscientes.
👉 Haz el test de psicología en SELIA.
El phubbing no surge de la nada. Detrás hay factores que lo alimentan:
Entender estas causas es el primer paso para desactivar el hábito.
Romper con el phubbing requiere consciencia y acción:
El cambio no solo mejora la calidad de las interacciones, también fortalece el bienestar personal y la capacidad de conexión.
El hábito no se limita a las relaciones de pareja o amistad. En el ámbito laboral, mirar el teléfono mientras alguien expone una idea puede ser percibido como una falta de respeto. En la familia, ignorar a los hijos o padres por el móvil puede dañar la confianza y generar resentimiento.
Por eso, los especialistas insisten en que la alfabetización digital emocional debe formar parte de la educación desde edades tempranas. No se trata de demonizar la tecnología, sino de aprender a usarla de forma equilibrada.
En un mundo hiperconectado, la atención plena se ha convertido en un recurso escaso y valioso. Decidir mirar a los ojos a quien tenemos enfrente, escuchar sin distracciones y estar presentes no debería ser un lujo, sino una práctica habitual. El phubbing es una señal de alerta de que nuestra atención se está fragmentando, y corregirlo es una inversión en nuestras relaciones.
La próxima vez que estés con alguien, pregúntate: ¿quiero que me recuerden como la persona que estuvo presente o como la que siempre miraba su teléfono? Esa respuesta puede ser el comienzo de un cambio.
Preguntas frecuentes:
1. ¿El phubbing siempre es intencional?
No necesariamente. Muchas personas no se dan cuenta de que están ignorando a otros mientras usan el teléfono. Sin embargo, incluso cuando no es deliberado, este hábito puede generar efectos negativos en las relaciones.
2. ¿Cómo puedo saber si practico phubbing sin darme cuenta?
Puedes hacer un ejercicio de observación: durante tus interacciones sociales, registra cuántas veces revisas el teléfono y en qué contextos. Si lo haces de forma repetida y sin urgencia, probablemente estés cayendo en el phubbing.
3. ¿Qué estrategias ayudan a evitar el phubbing en pareja o familia?
Establecer momentos libres de pantallas, como comidas o reuniones familiares, y usar herramientas como el modo “No molestar” son medidas efectivas. También es clave hablar abiertamente sobre el tema para crear acuerdos y expectativas claras.
En Selia te acompañamos con herramientas y ejercicios para cuidar tu bienestar emocional.
Conoce más