Marlon Moreno, actor colombiano reconocido por papeles en El Capo, A corazón abierto y La venganza de Analía, confesó que atravesó uno de los episodios más difíciles de su vida cuando tenía apenas 23 años. En el podcast Los hombres sí lloran, relató el instante en que contempló quitarse la vida. Lo hizo sin rodeos, describiendo cómo ese intento fallido se convirtió en el punto de inflexión que cambió su camino para siempre.
Marlon Moreno es un actor caleño cuya trayectoria ha construido una reputación sólida en la televisión colombiana. Más allá de su talento, es un hombre que ha sabido narrar desde la vulnerabilidad. Esa honestidad, revelada por medios como El Espectador y Vea, lo conecta con personas que sienten que han perdido el rumbo y buscan un faro de esperanza en el compartir del dolor humano.
Moreno relató que estos pensamientos ocurrieron en un momento donde el dolor lo había desarmado por completo. “Brian nace cuando yo tengo 22… y mi mamá muere cuando yo tengo 23. Yo quedo perdido en el espacio sideral. Era mi mejor amiga y ahí se me fue todo”, explicó. Se trataba de su madre, su consejera y amiga más cercana. Su fallecimiento desencadenó un quiebre emocional profundo.
A eso se sumó una separación sentimental pocos días después, y la caída profesional —la actuación no despegaba, y sobrevivía trabajando como camarógrafo—. La presión se acumuló, la brújula interna se rompió, y así llegó el colapso emocional.
En ese momento límite, se dirigió al final con determinación: “Por esos días intento suicidarme. Sin mamá, sin trabajo, sin familia, con la expectativa de una carrera más perdida… pues intenté. No funcionó”. Esa falla no fue un accidente: fue una revelación. En su relato, habló de cómo ingirió pastillas, se acostó, pensó en su madre: “Mamá, ahorita nos vemos”… y luego despertó.
Ese despertar fue más que físico: fue una epifanía emocional. “Ahí mismo dije: ‘No, yo tengo que estar para cosas mejores. No puedo no pensar... Fue como una epifanía, un momento de reflexión”.
Esa noche dejó de ser solo un episodio sombrío. Fue el punto de partida para una reconstrucción emocional profunda. Moreno describe cómo el cine y la literatura lo ayudaron a reparar su mirada del mundo. Su carrera, que luego lo consolidó como uno de los actores más respetados del país, se reconstruyó desde ese momento de crisis.
Recordando ese episodio, subrayó que no vivió crisis típicas de la mediana edad: “Yo no tuve ni crisis de 40 ni crisis de 50”. Su mayor confrontación fue esa noche: dolor, conciencia, renacimiento.
Este testimonio abre una ventana para reconocer que todos podemos caer, y todos podemos levantarnos, especialmente si elegimos compartir el proceso, como lo hizo él.
Reconoce que compartir no te debilita sino que reconforta y conecta. Hablar del dolor es el primer paso hacia la sanación. Puedes:
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Que el renacer no depende del contexto, sino del acto de no renunciar. Caer no es lo que define, sino cómo decides levantarte. Esa escena de dolor que compartió no fue exposición, sino pasión por la vida; no fue derrota, sino una apuesta por la esperanza.
- ¿Fue una decisión impulsiva o producto de un proceso profundo?
Fue resultado de una combinación de duelos, pérdida de sentido y fragilidad emocional acumulada; no un acto aislado, sino un punto de quiebre en un camino marcado por crisis no resueltas.
- ¿Cómo pudo Marlon superar ese momento sin ayuda profesional explícita?
Según contó, despertó de esa noche sin aplicar el efecto. Esa falla fue la chispa que lo llevó a reflexionar, reconstruir y redefinir su propósito. Pero hoy reconoce la necesidad de sostén profesional y emocional para sostener ese cambio.
- ¿Qué pueden hacer quienes pasan por una situación similar?
Hablar, dar voz al dolor, buscar compañía y ayuda profesional si es necesario. En PARLA! hay herramientas y apoyo para acompañarte en ese proceso, paso a paso.
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