¿Alguna vez imaginaste que el sexting ya no sería solo entre dos personas, sino también con chatbots? Esa realidad ya está aquí. Según una investigación publicada por El País, cada vez más jóvenes recurren a la inteligencia artificial para practicar conversaciones eróticas, explorar fantasías e incluso sentir compañía en un terreno tan íntimo como la sexualidad.
Este fenómeno no es un detalle curioso: está cambiando la manera en la que concebimos la intimidad digital, generando debates sobre sus riesgos, beneficios y el impacto que puede tener en la salud mental y sexual de toda una generación. ¿Qué significa realmente este cambio? ¿Es un juego inofensivo o una señal de que los vínculos emocionales se están desplazando hacia lo artificial?
El sexting, entendido como el intercambio de mensajes, audios o imágenes de carácter erótico, ha sido un fenómeno propio de la era digital. Pero ahora entra en escena la inteligencia artificial. Plataformas como ChatGPT, Character.ai o Grok se han convertido en espacios donde los usuarios pueden mantener diálogos íntimos, aunque en teoría estos sistemas no están diseñados para fomentar la sexualidad.
Jóvenes entrevistados en la investigación reconocen que, con creatividad y paciencia, logran esquivar las restricciones que impiden a la IA generar contenido sexual explícito. “En mi círculo, casi todos hemos usado la IA como estimulación”, explica uno de los testimonios recogidos en el reportaje. Esto plantea una pregunta inevitable: ¿qué significa que la generación más conectada busque intimidad con programas en lugar de con personas reales?
La respuesta no es simple. Por un lado, algunos lo ven como un laboratorio privado para explorar el deseo sin riesgos de exposición pública. Por otro, expertos alertan de que podría consolidar un modelo de sexualidad desconectado de la empatía y la reciprocidad humana.
Hablar de sexting con chatbots no es solo hablar de tecnología, sino de emociones. La IA no juzga, no critica, responde de forma inmediata y está disponible a cualquier hora del día. Esa accesibilidad puede generar la sensación de control y seguridad que muchos jóvenes buscan en un mundo de relaciones complejas.
Sin embargo, especialistas en psicología advierten que esto puede llevar a una trampa emocional. Cuando la validación del deseo viene de una máquina, la experiencia carece de elementos básicos de la intimidad humana: la vulnerabilidad, el compromiso y la aceptación del otro en su complejidad.
Esto abre un debate profundo: ¿acaso estamos sustituyendo los retos de la conexión real por una comodidad artificial que, a largo plazo, podría incrementar la soledad? ¿No es la intimidad, precisamente, aquello que nos conecta de manera genuina con el otro?
El concepto de intimidad artificial se hace cada vez más presente. Los chatbots no tienen cuerpo, pero imitan la empatía. No sienten deseo, pero responden a él. Este espejismo resulta atractivo porque elimina la incomodidad del rechazo, la vergüenza o el miedo al juicio.
Sin embargo, esta dinámica puede alterar la forma en que los jóvenes entienden las relaciones. Si la experiencia íntima se reduce a obtener satisfacción sin esfuerzo ni negociación, ¿cómo afectará esto a sus vínculos reales?
La intimidad humana requiere negociación, cuidado mutuo y un espacio de exposición emocional. Elementos que, aunque incómodos, forman parte esencial del crecimiento afectivo. Sin ellos, la sexualidad puede volverse un producto más de consumo digital.
La IA erótica es personalizada, inmediata y siempre disponible. Eso convierte a estas interacciones en un estímulo muy potente, que puede generar hábitos compulsivos. Igual que ocurrió con la pornografía en internet, algunos especialistas temen que el sexting con chatbots configure una forma de dependencia difícil de romper.
Si cada conversación erótica con una IA se adapta exactamente a lo que el usuario desea, ¿qué espacio queda para el deseo real, que es imperfecto, lento y lleno de matices? ¿Podría esto reducir el interés en las relaciones sexuales humanas, más complejas pero también más significativas?
Aquí radica uno de los grandes riesgos: confundir la gratificación instantánea con intimidad verdadera.
La IA no exige consentimiento humano ni reciprocidad emocional. Esto puede facilitar que adolescentes y adultos jóvenes normalicen prácticas sexuales sin dimensión afectiva. Aunque parezca inofensivo, este cambio redefine lo que significa conectar con otro en lo íntimo.
¿Qué pasa cuando se internaliza la idea de que el placer no requiere negociación ni cuidado por el otro? En una etapa donde se está aprendiendo a establecer vínculos, esta diferencia puede ser determinante para el futuro de las relaciones.
Ante este panorama, los especialistas coinciden en la urgencia de una educación sexual 4.0. Ya no basta con hablar de métodos anticonceptivos o prevención de infecciones de transmisión sexual. Es necesario dialogar sobre la gestión emocional, la importancia del consentimiento y los riesgos de la intimidad digital.
Se trata de formar a los jóvenes para que comprendan que la sexualidad no es solo estímulo y gratificación, sino también respeto, ternura, confianza y cuidado. ¿Cómo lograrlo en una era donde un chatbot puede simular todo menos el afecto real?
Lo que resulta más preocupante no es solo que los jóvenes prueben sexting con chatbots, sino que lo perciban como una práctica común. Eso sugiere que el deseo digital ya forma parte de la vida cotidiana y que no abordarlo sería ignorar un fenómeno que está redefiniendo la forma en que construimos nuestra intimidad.
¿Acaso no deberíamos abrir conversaciones honestas sobre lo que implica excitarse con una máquina? ¿No es urgente que los padres, educadores y profesionales de la salud acompañen este proceso, sin estigmatizarlo, pero reconociendo sus riesgos?
Si sientes que este tema te toca personalmente, que tus hábitos digitales influyen en tu vida íntima o que te cuesta poner límites entre lo virtual y lo humano, hablar con un profesional puede ser clave. En SELIA hay terapeutas y psicólogos en línea que pueden ayudarte a entender y manejar estas nuevas formas de intimidad.
La sexualidad es parte integral del bienestar. Por eso, cultivar relaciones reales, basadas en el respeto y el afecto, sigue siendo fundamental. Los chatbots pueden ser herramientas interesantes de exploración, pero nunca sustituirán el valor de una conexión auténtica con otro ser humano.
El reto está en encontrar un equilibrio: aprovechar lo positivo de la tecnología sin dejar que desplace la riqueza de lo humano.
Y si quieres ir más allá y aprender herramientas para fortalecer tu bienestar, te invitamos a conocer los programas especializados de SELIA, creados para acompañarte en tu crecimiento personal y emocional.
1. ¿El sexting con chatbots puede afectar mi vida sexual real?
Sí. Aunque puede ser una experiencia exploratoria, depender únicamente de la IA para la estimulación puede reducir el interés o la satisfacción en las relaciones humanas.
2. ¿Qué riesgos emocionales tiene?
El principal riesgo es la desconexión emocional, al confundir validación artificial con intimidad genuina. También puede generar soledad o adicción digital.
3. ¿Cómo abordar este tema con adolescentes?
Con diálogo abierto y sin estigmas. Es fundamental explicar que la sexualidad incluye respeto, empatía y afecto, cosas que la IA no puede reemplazar.
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