
La pasión puede transformarse con los años, pero no tiene por qué desaparecer. Cinco expertos explican cómo mantener encendida la chispa del deseo y fortalecer la conexión emocional en la relación.
¿Te ha pasado que los primeros meses de tu relación eran pura chispa y ahora todo parece rutina? No estás solo. Con el paso del tiempo, las obligaciones, el cansancio y el estrés pueden apagar la pasión. Pero los especialistas en bienestar y relaciones coinciden en algo: el deseo no muere, se descuida.
En una publicación de El Espectador, varios expertos resaltan que la pasión no es suerte, sino trabajo mutuo. “Hay que seguir conquistando, no solo convivir”, mencionan. (El Espectador). Y en ese ejercicio diario está la clave.
A continuación, exploramos cinco consejos de expertos para mantener viva la pasión, fortalecer el vínculo emocional y redescubrir el deseo compartido.
La comunicación sexual y emocional es uno de los pilares de la pasión. Muchos evitan hablar sobre lo que desean o temen herir al otro con sus palabras. Pero el silencio es el peor enemigo de la intimidad.
Hablar de lo que te gusta, lo que no, o lo que te gustaría probar, no es falta de respeto: es un acto de confianza. “La comunicación erótica es tan importante como la emocional”, señalan los terapeutas.
Probar frases como “me gustaría que intentemos algo diferente” o “te deseo más cuando…” puede abrir un nuevo espacio de conexión. Cuando hay diálogo, hay deseo.
La pasión se mantiene viva en los gestos cotidianos. Un mensaje cariñoso, una mirada cómplice o una cita improvisada pueden reavivar lo que el tiempo adormece.
No se trata de grandes regalos, sino de pequeños recordatorios de afecto. De hecho, los expertos coinciden en que la rutina no apaga la pasión, sino la falta de novedad y atención.
Cuando haces sentir al otro que sigue siendo especial, el deseo encuentra un nuevo motivo para renacer. La sorpresa, incluso en los detalles más simples, mantiene el vínculo emocional fresco.
Hacer siempre lo mismo apaga cualquier chispa. Cambiar escenarios, explorar juntos nuevas actividades o incluso rediseñar la forma en que comparten el tiempo puede transformar la relación.
Probar una clase de baile, planear una escapada, cocinar juntos o aventurarse con nuevas experiencias íntimas son formas efectivas de reactivar el deseo.
La neurociencia respalda esta idea: lo nuevo genera dopamina, el neurotransmisor del placer. Cada experiencia diferente se asocia con una sensación de novedad y conexión.
El deseo se alimenta del vínculo emocional. No basta con el contacto físico: la pasión surge cuando hay confianza, respeto y complicidad.
Las parejas que conversan, se escuchan y se acompañan emocionalmente mantienen viva la intimidad. Los terapeutas lo explican así: “La pasión se apaga cuando la conexión emocional se pierde, no cuando el deseo desaparece”.
Por eso, compartir momentos significativos fuera del sexo —hablar de sueños, miedos o proyectos— puede ser incluso más erótico que una cita planificada. La cercanía emocional crea el terreno donde el deseo florece.
La pasión también depende de cómo te sientes contigo mismo. No puedes dar energía si no la tienes. Dormir bien, alimentarte, moverte, dedicarte tiempo a ti son formas de mantenerte en equilibrio.
El autocuidado no es egoísmo; es una manera de alimentar el bienestar emocional y físico que luego llevas a la relación. Sentirte bien contigo mismo es la base para desear y ser deseado.
No se trata de convertir la relación en una lista de tareas, sino en una oportunidad para reconectarse con curiosidad. Empieza con pequeños gestos, no con grandes transformaciones.
Haz preguntas, propón juegos, crea espacios de intimidad sin expectativas. Y, sobre todo, recuerda que la pasión no es una obligación, es una elección diaria.
Cuidar la pasión es también cuidar la mente. Las relaciones afectivas plenas tienen efectos positivos en el bienestar emocional: reducen el estrés, fortalecen la autoestima y promueven la sensación de pertenencia.
Cuando hay deseo mutuo y comunicación, también hay mayor conexión psicológica. Y eso, según estudios en psicología relacional, mejora la calidad de vida en pareja y la satisfacción personal.
Si sientes que la pasión se ha apagado completamente o que hay bloqueos emocionales profundos, no lo ignores. Puede ser señal de algo más: heridas no resueltas, estrés, ansiedad o dinámicas de comunicación dañinas.
En esos casos, la mejor opción es buscar ayuda. Puedes acceder a terapeutas y psicólogos en línea que te acompañen en el proceso de reencontrarte con tu pareja o contigo mismo.
También puedes conocer los programas especializados diseñados para fortalecer la vida emocional, mejorar la comunicación y renovar la intimidad.
La pasión es como una llama: no se mantiene encendida sola. Requiere oxígeno, atención y cuidado mutuo. Lo hermoso es que, con el tiempo, puede volverse más profunda y consciente.
Pregúntate: ¿cuándo fue la última vez que sorprendiste a tu pareja? ¿Qué te gustaría recuperar de los primeros días juntos? Tal vez la chispa aún está ahí, solo necesita un poco de aire para volver a brillar.
¿Es normal que la pasión disminuya con el tiempo?
Sí. Es un proceso natural en toda relación a largo plazo. Lo importante es reconocerlo y buscar nuevas formas de conexión emocional y sexual que mantengan el deseo vivo.
¿Cómo puedo hablar con mi pareja sobre la falta de pasión sin que se sienta atacada?
Hazlo desde el cariño y la curiosidad, no desde la crítica. Usa frases como “me gustaría que encontremos nuevas formas de conectar” o “me hace falta sentirnos más cerca”.
¿Cuándo conviene acudir a terapia de pareja?
Cuando los esfuerzos personales no bastan o hay distancia emocional persistente. Un profesional puede ofrecer herramientas prácticas para reconstruir el deseo y la comunicación.
En Selia te acompañamos con herramientas y ejercicios para cuidar tu bienestar emocional.
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