
La compra en línea puede ser divertida, práctica y rápida. Pero cuando ese clic se convierte en un impulso imposible de frenar, puede afectar tu salud mental, tus relaciones y tu bolsillo.
Imagina esta escena: son las diez de la noche, estás en la cama con tu celular y aparece una notificación de “oferta del día”. Miras, comparas, piensas que lo necesitas, aunque sabes que no. Un clic después, el pedido está confirmado. Al otro día llega el paquete, lo abres y sonríes por unos segundos… pero pronto aparece la culpa: “¿para qué gasté en esto?”.
¿Te pasa seguido? Si es así, no estás solo. Lo que puede parecer un hábito inocente —comprar de vez en cuando por internet— puede transformarse en una conducta adictiva que afecta tu bienestar. La adicción a las compras por internet existe, y cada vez más especialistas advierten sobre su crecimiento. Como lo señaló un psiquiatra citado en El Colombiano, “la accesibilidad, el anonimato y la inmediatez de las plataformas de comercio electrónico favorecen que la compra sea aún más adictiva”.
No se trata de que compres un par de zapatos o un celular nuevo. Tampoco de que disfrutes de buscar ofertas o de aprovechar el Black Friday. El problema aparece cuando ya no puedes controlar el impulso de comprar, incluso sabiendo que eso te traerá consecuencias negativas.
La adicción a las compras, también conocida como compra compulsiva u oniomanía, es un trastorno del control de los impulsos. En internet, esa compulsión se multiplica: hay promociones cada hora, entregas en un día, descuentos por tiempo limitado y recordatorios en cada notificación. Comprar se vuelve tan fácil que resistirse parece casi imposible.
Y lo más delicado es que la compra se convierte en una manera de calmar la ansiedad, de llenar vacíos o de sentir un alivio temporal. Ese alivio dura poco y pronto aparece un ciclo repetitivo: impulso, compra, euforia breve, culpa y necesidad de volver a empezar.
La respuesta está en la mezcla de varios factores.
El estrés diario: después de un día complicado, comprar algo puede parecer un premio. El problema es que ese “premio” empieza a convertirse en una rutina de escape.
La impulsividad: a muchos nos cuesta detenernos antes de dar clic en “comprar ahora”. Internet lo hace más fácil, porque no necesitas pensar demasiado: tu tarjeta ya está guardada, y el envío está a un paso de distancia.
La cultura del consumo: vivimos rodeados de mensajes que nos dicen que comprar más es igual a ser más felices, atractivos o exitosos. En redes sociales ves influencers mostrando lo que compraron, y es fácil caer en la comparación.
La tecnología que sabe lo que quieres: los algoritmos conocen tus gustos mejor que tú. ¿Has notado cómo después de buscar algo aparecen anuncios por todos lados? Esa insistencia es parte del problema: estás expuesto constantemente a tentaciones.
Los grupos más afectados: aunque cualquiera puede desarrollar esta adicción, los especialistas han visto que muchas personas entre 45 y 55 años la padecen, aunque el número de jóvenes va en aumento, especialmente tras la pandemia.
Tal vez pienses: “a todos nos gusta comprar, ¿eso me hace adicto?”. No, no necesariamente. Pero sí hay señales que pueden ayudarte a reconocer si estás cruzando una línea:
Si respondiste que sí a varias de estas preguntas, puede que tu relación con las compras no sea tan sana como creías.
Cuando hablamos de adicción a las compras por internet, no solo hablamos de gastar dinero. Las consecuencias se sienten en diferentes aspectos de tu vida:
En lo emocional: cada compra trae un alivio corto, pero luego aparece la frustración. Esa montaña rusa de emociones puede aumentar tu ansiedad o incluso llevarte a la depresión.
En lo social: ¿cuántas discusiones has tenido con tu pareja o tu familia por un gasto innecesario? ¿Has evitado hablar de dinero por miedo a ser juzgado? El silencio y la ocultación generan distancia con las personas que quieres.
En lo financiero: deudas, intereses, préstamos, cuotas sin pagar. El desorden financiero es una de las consecuencias más graves de esta adicción, y puede dejarte atrapado en un círculo difícil de romper.
En tu salud mental: la compra compulsiva suele ir de la mano con otros problemas como la ansiedad o la baja autoestima. Cuanto más compras para sentirte mejor, más atrapado te sientes.
Durante la pandemia, muchos de nosotros nos refugiamos en la tecnología. El encierro, la incertidumbre y la falta de contacto social hicieron que internet se convirtiera en nuestra ventana al mundo. Y con ello, las compras en línea pasaron de ser un lujo a una costumbre.
Lo que comenzó como una forma práctica de adquirir lo necesario terminó, en muchos casos, como una conducta adictiva. El pedido que llega a casa se transformó en una pequeña dosis de felicidad en medio del aislamiento. Pero con el tiempo, esa pequeña dosis dejó un vacío cada vez más difícil de llenar.
Lo más difícil de admitir es que necesitamos ayuda. Muchas personas piensan: “yo puedo controlarlo cuando quiera”. Pero si el problema se repite, si las deudas crecen y la ansiedad no se va, ¿por qué esperar más?
La buena noticia es que la adicción a las compras por internet sí tiene tratamiento. La terapia psicológica, especialmente la terapia cognitivo-conductual, es una herramienta muy efectiva. Con ella puedes aprender a reconocer qué emociones están detrás de tus compras, desarrollar estrategias para manejar tus impulsos y recuperar el control sobre tu vida.
Si ya sientes que necesitas apoyo, puedes dar un primer paso desde casa: conoce las opciones de acompañamiento en SELIA – terapeutas y psicólogos en línea.
Además de buscar apoyo profesional, hay acciones prácticas que puedes incorporar desde ahora:
Si quieres un plan más estructurado y con acompañamiento profesional, explora los programas especializados de SELIA. Allí encontrarás rutas diseñadas para trabajar en tu bienestar emocional y tus hábitos de consumo.
La adicción a las compras por internet no es un capricho ni un hobby inocente: es una señal de que algo más profundo está ocurriendo en tu vida. Tal vez estás buscando llenar vacíos emocionales, calmar la ansiedad o encontrar una satisfacción rápida. Pero recuerda: esa sensación dura poco y después deja un vacío aún mayor.
Dar el paso de reconocerlo es valiente. Buscar ayuda lo es aún más. Y tú puedes hacerlo. No dejes que los impulsos controlen tu vida. Haz que cada clic sea una decisión consciente, no una respuesta automática.
¿Cómo sé si soy adicto a las compras por internet?
Si compras con frecuencia sin necesitar los productos, escondes tus gastos, te endeudas o sientes culpa cada vez que recibes un pedido, puede que tengas una adicción.
¿Puedo superarlo sin ayuda profesional?
Puedes implementar estrategias prácticas, pero la terapia psicológica te da herramientas más sólidas para cambiar el patrón. Con acompañamiento, el proceso es más efectivo y duradero.
¿Qué pasa si no busco ayuda?
El problema tiende a crecer: deudas más grandes, mayor ansiedad y conflictos en tus relaciones. Cuanto antes actúes, más fácil será recuperar el control.
En Selia te acompañamos con herramientas y ejercicios para cuidar tu bienestar emocional.
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