Salud Mental
Author
Mauricio González
Published At
May 5, 2025
Reading Time
8
mins
Type of content
Artículo
Superar la anorexia: una batalla silenciosa por recuperar la vida
La muerte de la modelo Nihal Candan reabre el debate sobre la anorexia como un trastorno de salud mental urgente. Este artículo explora las causas, consecuencias y caminos posibles para la recuperación.

La trágica muerte de Nihal Candan, modelo e influencer turca, ha sacudido las redes sociales y los medios internacionales. Su partida, atribuida a complicaciones derivadas de la anorexia, vuelve a poner sobre la mesa un tema que aún permanece en las sombras: los trastornos alimentarios. En PARLA!, donde el bienestar mental es prioridad, consideramos fundamental reflexionar sobre cómo prevenir, detectar y superar una enfermedad que cobra vidas en silencio.

Una enfermedad que se esconde tras la belleza

Nihal Candan tenía 33 años y era considerada una figura influyente en el mundo de la moda y el entretenimiento en Turquía. Sin embargo, tras su salida de prisión domiciliaria, comenzó a perder peso de forma alarmante, según informó su entorno. "Estaba muy delgada y se negaba a comer", declaró su hermana. La anorexia se fue agravando hasta afectar de manera irreversible su salud física y emocional.

Este caso refleja una realidad inquietante: muchas personas afectadas por este trastorno mantienen una imagen pública que oculta el sufrimiento interno. El ideal de delgadez que impera en redes sociales y en la industria del entretenimiento refuerza estándares imposibles y genera presiones destructivas.

Comprender la anorexia desde la salud mental

La anorexia nerviosa no se trata simplemente de querer bajar de peso. Es un trastorno grave de salud mental caracterizado por la restricción alimentaria, un miedo intenso a ganar peso y una percepción distorsionada del propio cuerpo. A menudo, esta enfermedad surge en la adolescencia, aunque puede manifestarse en la adultez, como fue el caso de Nihal.

"La comida se convierte en un campo de batalla y el cuerpo en un enemigo", explican especialistas. Quienes sufren anorexia muchas veces no reconocen que tienen un problema y pueden negar los síntomas incluso cuando ya hay signos físicos visibles como fatiga extrema, caída de cabello, amenorrea y problemas cardiacos.

El largo camino hacia la recuperación

Salir de la anorexia no es un proceso lineal ni rápido. Implica tiempo, paciencia y un equipo profesional capacitado. El tratamiento suele combinar diferentes estrategias: terapia psicológica, acompañamiento psiquiátrico, orientación nutricional y apoyo familiar.

La terapia cognitivo-conductual es una de las más utilizadas, ya que permite identificar y modificar pensamientos disfuncionales relacionados con la alimentación y la imagen corporal. El objetivo no es solo lograr que la persona recupere peso, sino que logre una relación saludable consigo misma y con su entorno.

"Sanar no es volver a comer, es volver a quererse", afirman quienes han atravesado este camino.

El papel vital del entorno

Familiares, amigos, docentes y compañeros de trabajo pueden desempeñar un papel fundamental. Reconocer las señales de alerta y actuar con empátía puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte. Comentarios sobre el cuerpo, la comida o el peso deben evitarse, ya que pueden intensificar la ansiedad y la autocrítica.

Brindar apoyo emocional, fomentar espacios de escucha y evitar el juicio permite a la persona sentir que no está sola. También es importante que quienes acompañan se informen y, de ser necesario, busquen asesoramiento profesional para saber cómo actuar.

La presión social y el mito de la perfección

Vivimos en una sociedad donde el cuerpo se ha convertido en un valor de cambio. Las redes sociales reproducen imágenes editadas, filtros que distorsionan la realidad y discursos de autocontrol disfrazados de "vida saludable". En este escenario, muchas personas interiorizan un ideal corporal inalcanzable y se sienten permanentemente inadecuadas.

Casos como el de Nihal Candan evidencian cómo esa presión externa puede volverse una amenaza real. "Todo el mundo la admiraba por su figura, pero yo sabía que no estaba bien", señaló un allegado. La validación externa basada en la delgadez puede reforzar patrones de autodaño que luego son muy difíciles de romper.

Educar desde temprana edad

Prevenir la anorexia también es educar. Desde la infancia, es clave fomentar una autoestima sólida, una relación sana con la comida y una imagen corporal positiva. Enseñar a los niños que su valor no depende de su apariencia y que todas las emociones son válidas es una inversión en salud mental.

Las escuelas tienen un rol esencial en esta tarea. Promover talleres de educación emocional, brindar espacios seguros de conversación y capacitar a los docentes para detectar señales de alerta son estrategias que pueden prevenir el desarrollo de trastornos alimentarios.

Medios y responsabilidad social

Los medios de comunicación y los creadores de contenido tienen una enorme influencia. Elegir cuidadosamente los mensajes que se transmiten, visibilizar historias de recuperación y mostrar cuerpos diversos es una forma concreta de contribuir a una sociedad más saludable.

El sensacionalismo en torno a figuras como Nihal Candan puede ser contraproducente. En su lugar, el periodismo puede ofrecer espacios para la información responsable, las entrevistas a especialistas y los testimonios de personas que han logrado salir adelante.

Hablar es curar

Uno de los mayores desafíos para quienes padecen anorexia es el silencio. El miedo al juicio, la culpa o la vergüenza impiden muchas veces pedir ayuda. Por eso, generar una cultura del diálogo, donde se pueda hablar sin miedo, es esencial.

En espacios como PARLA!, buscamos romper ese silencio. Sabemos que hablar es un acto de valentía, pero también el primer paso hacia la sanación. La anorexia no debe ser una condena silenciosa, sino una experiencia que se puede transformar con acompañamiento y contención.

Cuidar la salud mental es cuidar la vida

El caso de Nihal Candan es una llamada de atención. Nos recuerda que la salud mental es tan vital como la física y que ningún logro, fama o belleza puede compensar el vacío emocional que muchas personas viven. En el fondo, la anorexia no es solo un trastorno alimentario: es un grito de ayuda.

Cuidar la salud mental implica también revisar nuestros propios discursos, ser conscientes de cómo hablamos del cuerpo y la comida, y construir entornos donde todas las personas puedan sentirse seguras, amadas y suficientes tal como son.

Un futuro posible más allá del espejo

Superar la anorexia es posible, pero necesita de una red de apoyo, de decisiones políticas, educativas y culturales que coloquen la salud emocional en el centro. También requiere valentía individual, pero esa fuerza se multiplica cuando hay empátía colectiva.

Desde PARLA!, invitamos a seguir visibilizando, acompañando y transformando. Porque cada vida importa. Y porque vivir plenamente es un derecho que empieza por sentirse digno de existir, con el cuerpo que se tenga y la historia que se cargue.

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