Relaciones y vínculos
Author
Mauricio González
Published At
October 3, 2025
Reading Time
8
mins
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Artículo

Jen Hatmaker: la historia de un matrimonio roto, la terapia y la reconstrucción tras la infidelidad

Jen Hatmaker relató cómo descubrió la infidelidad de su esposo, qué intentos hizo en terapia para salvar su matrimonio y cómo atravesó la tusa hasta reconstruir su vida.

Para muchas personas, Jen Hatmaker era un modelo de estabilidad familiar dentro del ámbito cristiano: escritora, conferencista, voz influyente y esposa del pastor Brandon Hatmaker. Pero detrás de esa imagen, el matrimonio que compartieron por 26 años comenzó a resquebrajarse. En 2020, la revelación de una infidelidad prendió una luz sobre grietas profundas que no podían seguir ocultas. ¿Cómo intentó salvar su relación? ¿Qué ocurrió cuando descubrió la traición? ¿Cómo transitó el duelo, la proverbial “tusa”? En este artículo relatamos el recorrido emocional y las lecciones que deja esta historia.

Los fundamentos de un matrimonio público

Jen y Brandon se casaron cuando ella tenía apenas 19 años. Juntos cofundaron la iglesia Austin New Church y construyeron un proyecto de vida que parecía sólido: cinco hijos, ministerio compartido, publicaciones de impacto. Su matrimonio se convirtió también en parte de su marca pública.

Durante años, esa vida virtual compartida, de fotografías, discursos y enseñanzas, mostró armonía. Pero al interior, algunas señales que se ignoraban comenzaron a gestarse. En el entorno de iglesias y comunidades religiosas, las expectativas de pureza, fidelidad y proyección espiritual pueden tensionar profundamente las relaciones.

Intentos de reparación: la pareja llega a terapia

Antes de que la crisis explotara, Jen y Brandon buscaron ayuda. En abril de 2020 iniciaron un proceso de terapia de pareja con la intención de reconectar, reparar heridas y restaurar lo que parecía haberse perdido emocionalmente. Jen llegó a creer que el camino era viable: “Pensé que estábamos trabajando a fondo para reparar la situación. Habíamos reconectado sexualmente…”, declaró en entrevistas.

Sin embargo, detrás de los esfuerzos visibles quedaron preguntas sin responder: ¿era un intento genuino de sanar o una mascarada para mantener las apariencias? Según lo que ella misma relató, algunas conductas preocupantes persistieron: ausencias inexplicadas, constante vigilancia del teléfono de él, explicaciones poco claras frente a cuestionamientos. Esas señales parecían gravitar mientras ella deseaba creer en el cambio.

El momento decisivo: cómo ocurrió el despertar

La noche del 11 de julio de 2020 marcó un antes y después. A las 2:30 a.m., Jen se despertó al escuchar rumores de conversación. Brandon susurraba al teléfono: “No puedo dejarte”, mientras olía a licor. En ese instante, sintió que algo gravísimo estaba ocurriendo. Esa frase, ese contexto, activaron una sospecha que venía gestándose en su interior.

Pasó las siguientes cuatro horas revisando la computadora de su esposo en busca de pistas. Pese a que Jen ha dicho más de una vez que no aconseja actuar así, ese acto revelador no fue casual: había una búsqueda urgente de verdad. Aunque no dio todos los detalles públicos, confirmó que la relación extramatrimonial era de tiempo prolongado. “Todas las señales de alerta estaban ahí, pero no quería enfrentarlas”, reconoció.

Cuando enfrentó a Brandon, él no mostró intención de revertir la ruptura. Le dijo con claridad: “para intentarlo se necesitan ciertos sentimientos, pero ya no los hay y no volverán”. Fue una admisión definitiva de que su corazón ya no estaba en la relación. Un año después, se comprometió con otra mujer.

Consecuencias emocionales y financieras tras la traición

El golpe no fue solo emocional. Jen reveló que Brandon había hecho regalos costosos a la amante, lo que tensionó las finanzas del hogar. Esa combinación de engaño y desorden económico agravó el impacto. Además, ella cayó en estados de ansiedad y depresión, mientras criaba sola a sus cinco hijos en medio de la pandemia. Su mundo, hasta ese momento aparentemente sólido, se fracturaba desde dentro.

Ella describió que el trauma fue tan profundo que no pudo llorar al inicio: “Fue tan impactante y deslumbrante, que casi no pude procesarlo. Ni siquiera pude llorar”. Esa ausencia de reacción inicial revela que cuando la traición es de esa magnitud, la mente y el cuerpo a veces se congelan.

La “tusa”: dolor, duelo y reconstrucción

¿Cómo pasar de ese estado de traición y entumecimiento a un lugar de sanación? Aunque no todos los detalles son públicos, algunos pasos y actitudes de Jen pueden observarse:

  • Aceptar el final como una posibilidad real: aunque había esperanza, cuando su esposo le dijo que ya no había sentimientos, ella tuvo que aceptar la ruptura como una realidad irreversible.
  • Romper el silencio interno: Jen habló públicamente, visibilizó la herida, compartió su dolor con su comunidad. Al hacerlo dejó de cargar sola el peso del secreto.
  • Trabajo interno y espiritual: más allá de su identidad pública como líder religiosa, debió replantear sus creencias, su autoestima y su propósito más allá del matrimonio.
  • Cuidar de sus hijos y de sí misma: durante la pandemia enfrentó la crianza sola, gestionando la ansiedad y la depresión mientras sostenía el hogar.
  • Reconstruir su proyecto personal: en entrevistas recientes ha dicho que dejó la Iglesia institucional por un tiempo para replantear su fe, su voz y su camino individual.

La tusa no fue solo sentimental, sino también identidad. Reconstruir su vida implicó desmantelar estructuras emocionales que habían sido puestas en función de esa relación.

Lecciones desde el dolor: lo que esta historia deja para la salud mental

La historia de Jen Hatmaker enseña varias reflexiones que pueden resonar contigo:

  • La vulnerabilidad siempre existe, incluso en relaciones aparentes de fortaleza.
  • Las señales de alerta (ausencias, secretismo, dominancia del celular) no siempre son percibidas a tiempo, especialmente cuando queremos creer.
  • La terapia puede ser un espacio de intento genuino, pero no garantiza que la otra persona tenga el mismo compromiso.
  • La traición impacta no solo emocionalmente, sino también en lo espiritual y financiero.
  • El duelo requiere tiempo y reconstrucción desde adentro: no es solo olvidar, sino reconfigurar quién eres.

En el camino de la recuperación: buscar apoyo profesional

Si alguna parte de esta historia te duele porque resuena contigo, es válido y necesario buscar ayuda. La psicoterapia puede acompañarte para procesar la traición, manejar el duelo, reconstruir tu autoestima y elaborar un nuevo proyecto de vida. No tienes que recorrer ese camino solo.

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El final no define el resto de tu historia

El relato de Jen Hatmaker no garantiza un final feliz per se, pero sí ilumina posibilidades de reconstrucción y empoderamiento. Enfrentar una infidelidad luego de décadas, exponer lo íntimo al público y reinventarse no es un camino fácil. Pero es el camino de quien decide no dejarse definir por el dolor. Si tú atraviesas una experiencia similar, recuerda: pedir ayuda no es un signo de debilidad, sino un acto de amor propio.

Preguntas frecuentes:

¿Quién es Jen Hatmaker y por qué su historia se hizo viral?
Es una escritora e influencer estadounidense reconocida en el ámbito cristiano. Su historia tomó relevancia internacional cuando relató cómo descubrió la infidelidad de su esposo, pastor y compañero de vida por más de 25 años.

¿Intentó salvar su matrimonio antes del divorcio?
Sí. Jen y su esposo asistieron a terapia de pareja en un intento de reconstruir la relación, pero tras descubrir la infidelidad y escuchar que él ya no tenía sentimientos, la ruptura se volvió inevitable.

¿Qué hizo Jen Hatmaker para superar la tusa?
Habló abiertamente de su experiencia, se enfocó en la crianza de sus hijos, replanteó su fe y buscó espacios de sanación personal. Su proceso mostró que la recuperación requiere tiempo, aceptación y apoyo emocional.

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