Relaciones y vínculos
Author
Mauricio González
Published At
September 8, 2025
Reading Time
8
mins
Type of content
Artículo

¿Bloquear o no bloquear? La decisión digital que marca la diferencia tras una infidelidad

Bloquear en redes tras una infidelidad puede ser un acto de autocuidado y amor propio. Analizamos sus implicaciones emocionales y cómo impacta en la pareja.

Cuando una persona descubre que ha sido víctima de una infidelidad, el impacto suele sentirse como una sacudida en todos los ámbitos de la vida: lo emocional, lo físico, lo social y, en los últimos años, también lo digital. No es extraño que la primera reacción de muchos sea revisar el celular, entrar a Instagram o WhatsApp y tratar de entender qué pasó, con quién, desde cuándo. En este escenario surge una pregunta que divide opiniones: ¿se debe bloquear a la otra persona implicada en la infidelidad en redes sociales?

La psicóloga Silvia Congost lo expresó sin rodeos en una entrevista con El Tiempo: “si su pareja le fue infiel y no bloquea en redes sociales a la otra persona, es porque no le quiere”. La contundencia de esta frase abre un debate que no solo involucra a la pareja, sino que refleja el papel central de las redes sociales en las relaciones modernas.

El bloqueo como herramienta de autocuidado

Bloquear a alguien no es un simple clic: es un acto simbólico que puede marcar el inicio de un proceso de autocuidado emocional. Ver constantemente las publicaciones de esa persona, recibir notificaciones o encontrarse con fotos compartidas puede ser como una herida que se abre una y otra vez. Al bloquear, se genera una barrera de protección que ayuda a la mente a iniciar el duelo con menos estímulos dolorosos.

¿De qué sirve mantener una ventana abierta hacia alguien que te hizo daño? Para muchos, esa exposición constante solo prolonga el sufrimiento.

La mirada psicológica: límites claros

Congost plantea que no bloquear a la persona involucrada en la infidelidad puede interpretarse como una falta de límites, tanto hacia la pareja como hacia uno mismo. El respeto propio se manifiesta también en la capacidad de decir “hasta aquí” en todos los planos, incluido el digital.

Bloquear no significa necesariamente odio ni resentimiento, sino reconocimiento de que hay una herida abierta que necesita cuidado. En este sentido, el bloqueo actúa como un “muro terapéutico”, una forma de garantizar que la recuperación emocional no se vea interrumpida por recordatorios innecesarios.

¿Es siempre la mejor decisión?

No obstante, conviene matizar. Hay quienes consideran que bloquear no siempre es necesario o que puede ser interpretado como un gesto impulsivo. Por ejemplo, si la persona involucrada pertenece a un círculo social cercano (un colega, un vecino, un familiar), cortar todo contacto digital podría complicar aún más la situación.

Aquí surge un dilema interesante: ¿es mejor bloquear y asumir las consecuencias sociales, o mantener la conexión y correr el riesgo de alimentar el dolor?

La respuesta depende del grado de exposición emocional de cada persona. Si ver a esa persona genera ansiedad, rabia o pensamientos recurrentes, bloquear puede ser la opción más saludable. Si, por el contrario, el contacto es mínimo y no provoca un impacto emocional significativo, podría no ser imprescindible.

Redes sociales: un espejo del dolor

El contexto digital amplifica las emociones. Antes, una infidelidad se vivía en la intimidad de la pareja y su entorno cercano. Hoy, las redes convierten cualquier situación en un escaparate público: “me gusta”, comentarios, fotos, interacciones que parecen inocentes pero que hieren profundamente.

Estudios en psicología digital muestran que la exposición continua a la vida en redes prolonga el duelo y la desconfianza en quienes sufren una ruptura o una traición. Ver a la persona involucrada activa constantemente la memoria emocional y dificulta el cierre.

Bloquear, en este marco, no es un capricho: es una forma de cortar la sobrecarga de estímulos que puede convertirse en un círculo vicioso de dolor.

El impacto en la pareja: confianza y reparación

La decisión de bloquear no solo afecta al individuo herido, también tiene un peso simbólico dentro de la pareja. Para algunos, es una señal de compromiso hacia la reconstrucción de la confianza. El bloqueo demuestra que no habrá espacio para la otra persona, ni físico ni digital.

Sin embargo, para otros puede ser un gesto superficial, que no resuelve los problemas de fondo: la falta de honestidad, la comunicación rota o el desbalance de poder en la relación. Bloquear, en ese caso, sería un parche sobre una herida que necesita cirugía emocional profunda.

¿Puede un clic en redes curar lo que la infidelidad rompió? Probablemente no. Pero sí puede ser parte de un conjunto de acciones que transmiten voluntad de sanar.

El bloqueo y el proceso de duelo

Superar una infidelidad implica transitar un duelo: pérdida de la confianza, de la imagen que se tenía de la pareja y, en ocasiones, de proyectos compartidos. En este proceso, cualquier exposición a la persona que generó el daño puede ser un retroceso.

Bloquear entonces se convierte en una decisión que favorece la resiliencia emocional. Al eliminar recordatorios constantes, la mente puede concentrarse en sanar sin distracciones innecesarias.

No obstante, también hay que ser cautos. Si el bloqueo se utiliza como mecanismo compulsivo —bloquear, desbloquear, volver a mirar—, se corre el riesgo de perpetuar la obsesión. En esos casos, lo más recomendable es buscar acompañamiento psicológico.

¿Qué hacer si no puedes bloquear?

Existen personas que sienten que no pueden bloquear, ya sea por miedo al juicio social, por vínculos laborales o porque aún guardan esperanzas de reconciliación. Si este es tu caso, hay alternativas que pueden ayudar:

  • Silenciar notificaciones y publicaciones.
  • Limitar el tiempo de uso de redes sociales.
  • Usar herramientas de control digital que reduzcan la exposición a ciertos contactos.
  • Conversar abiertamente con la pareja sobre los límites que se desean establecer.

Lo importante no es tanto la acción en sí, sino el impacto emocional que tiene.

Una decisión personal, pero no aislada

La decisión de bloquear a alguien tras una infidelidad debe partir de la autoescucha. ¿Qué te hace sentir más protegido? ¿Qué te permite sanar más rápido? Lo que para unos es liberador, para otros puede ser innecesario o incluso contraproducente.

En cualquier caso, no se trata de un gesto vacío: bloquear es una declaración simbólica que tiene un peso en la reconstrucción emocional.

Y aquí surge otra reflexión: ¿no deberíamos enseñar más sobre la higiene emocional digital en un mundo donde las redes sociales forman parte de la intimidad de las relaciones?

El papel del acompañamiento profesional

Las infidelidades son una de las experiencias más dolorosas y desestabilizadoras para una relación. No basta con esperar que el tiempo cure las heridas. Muchas veces se necesita orientación profesional para comprender lo ocurrido, gestionar las emociones y tomar decisiones saludables.

En este punto, el apoyo psicológico puede marcar la diferencia. Un terapeuta ayuda a explorar si bloquear es una medida que suma al proceso de recuperación o si, por el contrario, responde a impulsos de rabia o miedo.

En PARLA! sabemos que atravesar un proceso así no es fácil. Por eso, si estás viviendo algo parecido, puedes recurrir a terapeutas y psicólogos en línea de SELIA para encontrar apoyo cercano y profesional.

Y si lo que necesitas es trabajar de forma más integral en tu bienestar, tienes disponibles programas especializados de SELIA que te ofrecen herramientas prácticas para reconstruir tu confianza y fortalecer tu salud emocional.

Preguntas frecuentes:

1. ¿Bloquear en redes siempre significa que aún me duele la infidelidad?
No necesariamente. Puede ser una medida de autocuidado que facilita la sanación, sin importar si todavía hay sentimientos presentes.

2. ¿Qué pasa si mi pareja no bloquea al tercero?
Puede interpretarse como falta de compromiso, aunque cada caso debe analizarse en su contexto. Lo importante es conversar abiertamente sobre lo que significa para ambos.

3. ¿Bloquear ayuda a recuperar la relación?
No garantiza una recuperación, pero puede ser un paso simbólico para reconstruir la confianza y demostrar disposición al cambio.

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