¿Quién no ha sentido un escalofrío de calma acariciando a un perro en la calle? Claro, son tiernos y cariñosos… pero la ciencia también ha descubierto que su compañía tiene un efecto profundo en nuestra salud mental. Un estudio de la Universidad de Denver demostró que convivir con perros no solo genera consuelo emocional, sino que regula la respuesta fisiológica al estrés de una manera más efectiva de lo que imaginamos. Entonces, ¿qué pasa en nuestro cuerpo y en nuestra mente cuando adoptamos a un perro?
Un experimento revelador comparó la reacción al estrés de personas que entraban a un laboratorio acompañadas por su perro contra aquellas que llegaron solas. En la prueba, debían hablar en público y resolver cálculos matemáticos frente a evaluadores implacables. Los resultados fueron contundentes: quienes tenían a su lado a su mascota presentaron una respuesta más calmada y estabilizada a nivel biológico, desde la frecuencia cardíaca hasta hormonas relacionadas con el estrés.
Estas conclusiones demuestran que la presencia de un perro no es solo reconfortante: es un puente biológico hacia la regulación emocional.
La convivencia con perros se ha convertido en tema de múltiples estudios científicos, y los hallazgos son cada vez más claros:
Acariciar un perro no es un gesto vacío. La psicología confirma que ese contacto físico libera oxitocina, conocida como la hormona del abrazo. A su vez, disminuye los niveles de cortisol, generando una sensación inmediata de calma.
Este intercambio bioquímico explica por qué muchas personas sienten paz apenas tocan a su mascota: se trata de una respuesta fisiológica real, no solo emocional.
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Convivir con perros también implica asumir rutinas que promueven la salud mental y física: levantarse para alimentarlos, sacarlos a pasear, jugar con ellos. Estas acciones, aunque parecen simples, aportan estructura a la vida cotidiana y ayudan a mantener hábitos saludables.
Además, salir con un perro genera más contacto con la naturaleza, exposición a la luz solar y oportunidades de interacción social, factores clave para el bienestar emocional.
Los estudios recientes sugieren que convivir con perros puede ayudar a mantener el cerebro activo. En adultos mayores, por ejemplo, los paseos diarios y la interacción constante con su mascota se asocian con una menor probabilidad de desarrollar demencia o deterioro cognitivo.
En este sentido, el perro actúa como un motivador natural para moverse, interactuar y mantener la mente activa.
Más allá del ámbito doméstico, los perros también son parte de programas de terapia asistida con animales, aplicados en hospitales, residencias de adultos mayores, centros de rehabilitación e incluso colegios. Estos programas buscan mejorar la comunicación, la movilidad y el ánimo de los pacientes.
Su rol es tan poderoso que en muchos casos logran lo que la palabra no consigue: romper barreras emocionales, generar confianza y reducir los niveles de angustia.
El vínculo entre humanos y perros no es nuevo. Desde tiempos ancestrales, esta relación ha sido de cooperación y compañía. Hoy sabemos que ese lazo es más profundo de lo que parece: no se trata solo de protección o utilidad, sino de un intercambio emocional que beneficia la mente y el corazón.
¿No es increíble pensar que mientras crees que solo le das comida y cariño a tu perro, él te está regalando equilibrio emocional y bienestar?
Pasear a un perro, acariciarlo, reír juntos: esas acciones cotidianas pueden ser una verdadera medicina emocional. La compañía canina facilita la conexión, calma el cuerpo y despierta oportunidades de bienestar mental.
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- ¿Cómo ayuda convivir con perros a reducir la ansiedad?
El contacto físico y la interacción con los perros liberan oxitocina y reducen el cortisol, lo que calma el cuerpo y disminuye los niveles de ansiedad.
- ¿Convivir con perros mejora la salud física además de la mental?
Sí. Pasear y cuidar a un perro fomenta la actividad física, regula el sueño y contribuye a mantener una presión arterial más saludable.
- ¿Pueden los perros ser considerados una forma de terapia?
Sí. Existen programas de terapia asistida con animales que utilizan perros para apoyar a personas con depresión, ansiedad, Alzheimer o incluso estrés postraumático.
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